En la búsqueda de una alimentación funcional que apoye nuestras defensas, tres ingredientes naturales destacan por sus beneficios: la cúrcuma, el jengibre y los frutos rojos. Cada uno de ellos ofrece compuestos bioactivos con efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
En este artículo exploramos sus propiedades por separado, respaldadas por datos técnicos y estudios científicos, así como sus aplicaciones en el sector nutracéutico y la cocina saludable.
Cúrcuma: la especia dorada antiinflamatoria

La cúrcuma (Curcuma longa), conocida como la “especia dorada”, es rica en curcumina, un polifenol con propiedades antiinflamatorias. Este compuesto inhibe rutas como la NF-κB y reduce la producción de citocinas proinflamatorias. Además, actúa como antioxidante, neutralizando radicales libres y protegiendo las células del daño oxidativo.
Por si fuera poco, tiene efectos antimicrobianos, lo que la convierte en un apoyo natural contra infecciones. En conjunto, la cúrcuma ayuda a mantener un sistema inmunológico equilibrado, reduciendo la inflamación crónica y reforzando las defensas.
En el ámbito nutracéutico, se utiliza en cápsulas, extractos y bebidas funcionales. Aunque su biodisponibilidad es baja, se potencia al combinarla con piperina (extracto de pimienta negra). En la cocina, es ideal para batidos, guisos o la popular leche dorada.
Jengibre: el rizoma picante aliado de las defensas
El jengibre (Zingiber officinale) contiene gingeroles, especialmente el 6-gingerol, que posee efectos antiinflamatorios y antioxidantes. Este rizoma también es fuente de vitaminas (C, B6) y minerales como potasio y magnesio.
Gracias a estos compuestos, ayuda a combatir la inflamación, protege contra el estrés oxidativo y apoya la respuesta inmune. Además, tiene propiedades antibacterianas y antivirales.
Se puede consumir fresco, en infusión o en shots, y también en forma de suplementos. Su versatilidad lo hace ideal tanto para el consumo cotidiano como para formulaciones nutracéuticas, especialmente en productos dirigidos a las vías respiratorias y el bienestar inmunológico.
Frutos rojos: antioxidantes de la naturaleza

Fresas, arándanos, frambuesas, grosellas… Estas pequeñas frutas concentran grandes cantidades de antocianinas, flavonoides y vitamina C. Son antioxidantes naturales que protegen las células del estrés oxidativo y fortalecen las defensas.
También contienen minerales clave como el manganeso y la vitamina K, que contribuyen a la función inmunológica. Además, algunas bayas como el arándano rojo (cranberry) presentan propiedades antimicrobianas útiles en la prevención de infecciones.
Su formato en polvo liofilizado o extractos los hace ideales para suplementos antioxidantes. En alimentación funcional, se integran fácilmente en yogures, batidos, bowls y snacks saludables.
¿Por qué combinarlos?
La cúrcuma reduce la inflamación. El jengibre refuerza las defensas. Los frutos rojos protegen las células inmunitarias. Combinarlos en una dieta equilibrada o en formulaciones funcionales genera una sinergia de beneficios para el sistema inmune.
Esta tríada de ingredientes se adapta tanto a desarrollos nutracéuticos como a productos de alimentación saludable. Su versatilidad, respaldo científico y aceptación por el consumidor los convierte en ingredientes clave en cualquier estrategia de innovación en salud preventiva.
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